Collection: La Orden Penitente

Ataviados con imponentes y cónicos yelmos que evocan antiguos ritos de penitencia, estos guerreros marchan en lúgubre silencio. Sus armas con púas no son solo herramientas de guerra, sino también instrumentos de penitencia autoimpuesta: cada golpe actúa tanto como ataque como recordatorio de sus pecados. Muchos llevan clavos incrustados en su propia carne, soportando un dolor constante como ofrenda sagrada, mientras su sangre marca el sendero de su implacable cruzada.